El acné es uno de los procesos cutáneos más comunes en la práctica médica diaria. Es una alteración de los folículos pilosebaceos (pelo y glándulas sebáceas), especialmente en la cara, espalda y pecho, ocasionada al producirse una lesión inflamatoria y no inflamatoria.
El cuadro clínico es muy variable. Desde unos simples y mínimos puntos negros a lesiones muy intensas, más frecuente en la adolescencia en ambos sexos, aunque no es exclusivo de esa etapa de la vida y con un impacto psicosocial muy importante. No son solo granitos de la edad, no debe tomarse a la ligera por familiares y allegados, dado que el que lo padece, lo considera muy importante ya que socava claramente su autoestima, aunque diga que no le afecta. El paciente puede aislarse socialmente, hasta llegar a tener ideas de suicidio.
En su aparición intervienen varios factores. Hay numerosos datos a favor de una predisposición familiar, en las historias clínicas se reflejan con mucha frecuencia esta asociación, no solo granos, sino el tipo de piel con una secreción sebácea aumentada, la cual sabemos está controlada por estímulos hormonales, pero hay muchos más desencadenantes.
El primer paso en la producción del acné es la formación de microcomedones, conocidos vulgarmente como puntos negros o espinillas. Las células que dan retenidas en los poros, creando un cuello de botella, que facilita la proliferación bacteriana y un efecto de cuerpo extraño, que ocasiona la inflamación del folículo, dando lugar al grano.
Todo esto da lugar a manifestaciones inicialmente banales, quizá solo unos cuantos puntos negros, espinillas, pustulitas y poco a poco pueden intensificarse hasta lesiones muy importantes. Por eso los identificamos, por su intensidad y grado de afectación en varios tipos de acné. El acné leve, moderado, grave y muy grave.
También se evalúan otras variables como son las formas post adolescentes, fulminans que es la forma más severa de acné, mecanico, el escoriado, especialmente en las jovencitas que se lanzan a un ritual compulsivo y obsesivo para eliminar sus granitos, y que necesitan en ocasiones la colaboración psicoterapeútica. Los acnés producidos por cosméticos, profesionales o formas infantiles.
Se dispone de una amplia gama de cuidados locales y generales, así como una serie de recomendaciones de hábitos, limpieza, prevención de cicatrices y marcas que en las formas de moderadas a graves, pueden producirse y que ocasionan un serio problema estético. Mencionamos los más utilizados en cada tipo de acné.
Surgen numerosas preguntas sobre cómo actuar en el acné
¿Como debo tratar mis granos?
Primera línea de cuidados, en las formas leves puede bastar con una limpieza, por ejemplo con agua micelar, seguido de la aplicación de una crema de retinoides o de peróxido de benzoilo, como más utilizadas. Hay que tener presente, que las cremas grasas y los maquillajes, favorecen el taponamiento de los folículos y que su empleo indiscriminado, con el fin de camuflar su proceso, lo favorece. Se denomina acné cosmético. Se debe utilizar en su lugar, los llamados productos no comedogénicos.
En caso de ser más intenso los pacientes con formas moderadas, graves o muy graves debemos pasar al empleo de tratamientos oral con antinbioticoterapia (doxiciclina o minociclina), bien tratamientos hormonales, siempre con la colaboración de ginecólogos o endocrinólogos
Merece especial mención la isotretinoina, su eficacia es incuestionable, pero por sus efectos colaterales, siempre debe estar vigilada por un dermatólogo, si es mujer en edad fértil, con una contracepción segura, dado su efecto sobre el feto.
Si a esto se añaden como complemento, técnicas quirúrgica o terapéuticas como la limpieza de comedones, la terapia fotodinámica, infiltraciones de corticoides en los quistes, peelings químicos o laser, así como otras técnicas, adecuadas cada una para las cicatrices o lesiones residuales
¿Puedo emplear mis cremas habituales?
Los productos cosméticos complementan el tratamiento del acné, que se verá beneficiado con una limpieza adecuada, el acido glicolico o el salicílico por ejemplo, regulan una queratinización normal y la secreción sebácea, son antiinflamatorios y además, hidratan la piel. Pero deben ser seleccionados entre los productos fluidos y oil-free no comedogénicos. No es tarea fácil y debe ser muy personalizada, el como elegir cremas hidratantes, maquillajes correctores o los fotoprotectores. Hay que huir del consejo facilón de personas no cualificadas
¿Debemos prohibir el chocolate?
Concretamente el chocolate y la leche, incluso la descremada, están sometidos a discusión sobre el efecto negativo en el acné. Hay numerosos trabajos contradictorios sobre estos alimentos.
¿Debemos someterlos a una estricta dieta?
La dieta es uno de los factores más controvertidos, especialmente la dieta de los países occidentales, pues no es frecuente en otras razas y países, ya que cuando sujetos de adoptan la nuestra, aumenta el número de pacientes con acné.
Esta dieta occidental estimula la insulina, pues está compuesta por la abundancia de azucares, hidratos de carbono, leche y derivados incluso la leche descremada. El acné está considerado como miembro de la familia de las enfermedades de la civilización, obesidad, diabetes, hipertensión arterial, etc.
En la duda, sino prohibirlos tajantemente, se puede hacer uso moderado de ellos, hacer una dieta equilibrada con vegetales, frutas, especialmente las amarillas y naranja, vegetales verdes, pescados ricos en omega-3, etc.
¿Añadir vitaminas o complementos polivitamínicos?
Añadir las vitaminas, A, D y E, así como el Zinc, son muy útiles y beneficiosas en el control de la enfermedad. La Vit A juega un importante papel en la salud de la piel y se absorbe mejor con la toma simultanea de aceites vegetales. Los niveles en sangre de estas vitaminas y de zinc, están claramente disminuidos. Pero una dieta equilibrada, beneficia, a todos y para todo.
En resumen, el tratamiento del acné, si bien en manos de un dermatólogo los resultados son muy efectivos, no debe quedar en manos del paciente, familiar o persona ajenas a esta profesión. Eficacia sí, es una multitarea, pero sin menospreciar los efectos secundarios de las medicaciones o la producción de cicatrices persistentes.